Por Eddy Dominguez
Desde las elecciones recientes, Andrea Chávez, la recién electa senadora por Chihuahua bajo la bandera de Morena, ha despertado controversia al anunciar una extensa gira por el estado, supuestamente para agradecer a sus electores. Sin embargo, este gesto de agradecimiento parece más una estrategia encubierta de campaña que una verdadera muestra de reconocimiento cívico.
En Ciudad Juárez, su presencia ya se materializa en dos espectaculares prominentes en la avenida Las Torres, una vía transitada por miles a diario. La pregunta que surge de inmediato es: ¿de dónde provienen los recursos económicos para financiar esta costosa campaña de promoción personal?
La falta de transparencia al respecto deja espacio para especulaciones y cuestionamientos sobre la ética y la legalidad de dicha inversión.
Los analistas políticos no tardaron en interpretar estos movimientos como un paso estratégico hacia la gubernatura de Chihuahua en 2027.
Es evidente que Chávez no está dispuesta a esperar para iniciar su ascenso político, utilizando su posición actual como trampolín hacia sus ambiciones futuras.
Este comportamiento no solo revela ambición desmedida, sino también una falta de respeto hacia los tiempos y protocolos establecidos dentro del juego político.
Comparativamente, su principal rival, Cruz Pérez Cuéllar, no se queda atrás en la búsqueda por la gubernatura, demostrando también una presencia política significativa en varios municipios del estado.
En resumen, mientras Andrea Chávez se adelanta a los tiempos políticos y utiliza su actual posición para proyectar una imagen de liderazgo y cercanía con el electorado, el público debe ser cauteloso y crítico ante estos movimientos.
La política no debe ser solo una carrera por el poder personal, sino un compromiso genuino con los ciudadanos y sus necesidades. En un momento donde la transparencia y la ética son cruciales, es vital que los líderes políticos demuestren coherencia entre sus palabras y acciones, evitando así el cinismo y la desconfianza que tanto dañan nuestra democracia.
